Escribió el maestro Pinilla que "Guadalajara, en un rincón de Castilla [...] le da un beso a Aragón". Y los labios de Guadalajara se encuentran en el Señorío de Molina, unos labios que desde hace mucho tiempo se encuentran profundamente agrietados y faltos de vaselina. El desarrollo que experimenta la parte occidental de la provincia, desde Uceda a Mondéjar, y que engrosa las estadísticas sociales y económicas, no se ve reflejado en la parte oriental. Y es que las crecientes estadísticas provinciales son muy engañosas, pues mientras en los alrededores de la capital el crecimiento es espectacular, en el Señorío de Molina, así como en la Sierra Norte, el decrecimiento es paulatino. No hace falta ir muy lejos para contemplar diferencias de desarrollo: el norte y el sur se han convertido en esta provincia en oeste y este. Un claro ejemplo de esto es que el 80% de los más de 210.000 habitantes de la provincia se concentra en la franja limítrofe con Madrid y en las cercanías de Guadalajara capital, mientras que gran parte de la parte rural de la provincia mantiene una de las densidades de población más bajas de Europa.
Para denunciar de esta situación nació La Otra Guadalajara, una asociación molinesa con unos objetivos claros que se resumen en uno: acabar con esa endémica desigualdad convirtiendo el subdesarrollo socioeconómico en desarrollo. Y para ello han puesto el énfasis en la tan esperada autovía de Alcolea a Monreal, la cual, de construirse, podría producir un gran cambio en Molina de Aragón que se radiaría a toda la comarca. Las comunicaciones en la zona no son precisamente las propias de una zona desarrollada. La N-211 es una carretera convencional de doble sentido con algunos tramos peligrosos y una gran densidad de tráfico, sobre todo en tiempos vacacionales por aquellos que la eligen como alternativa a la A-3 para viajar al levante español; las carreteras que unen a Molina con el resto de los pueblos de la zona, salvo honrosas excepciones, son estrechas y están mal asfaltadas; el ferrocarril nunca llegó ni parece que llegará; el hospital más cercano se encuentra en Teruel, a más de 100 km., aunque le corresponda por ubicación el de Guadalajara, a 140 km. (cosa de las trasferencias sanitarias a las Autonomías), y el nuevo ambulatorio de Molina lleva años en construcción, teniéndose que pasar consulta en barracones prefabricados; etcétera, etcétera, etcétera.
Poco a poco van poniéndose parchecitos para paliar la desastrosa situación del Señorío de Molina: el transporte "a la carta" desde Molina al resto de pueblos de la comarca, la mencionada futura autovía (o vía rápida, ya veremos), el futuro parador de turismo con el que se prevé una importante dinamización turística de la zona... ¡Ay, el parador de turismo! Que haya tenido que llegar a causa de 11 muertos y 125.000 hectáreas de bosque calcinadas en un terrible incendio que dio la vuelta al Mundo tiene delito. Aunque algo es algo, y, en este caso, no ha habido bien que por mal no haya venido. Parece que si no ocurre nada desastroso nadie se acuerda de esta zona.
La Otra Guadalajara tiene mucho que decir y mucho por hacer, pero su sudor seguro que tiene recompensa. Y la actividad que están llevando a cabo desde no hace muchos años está dando que hablar y que pensar, y está haciendo que por fin recordemos que existe una Guadalajara que no se parece en nada a la Guadalajara que conocemos, de continuos crecimiento, industrialización, desarrollo y progreso.
Para denunciar de esta situación nació La Otra Guadalajara, una asociación molinesa con unos objetivos claros que se resumen en uno: acabar con esa endémica desigualdad convirtiendo el subdesarrollo socioeconómico en desarrollo. Y para ello han puesto el énfasis en la tan esperada autovía de Alcolea a Monreal, la cual, de construirse, podría producir un gran cambio en Molina de Aragón que se radiaría a toda la comarca. Las comunicaciones en la zona no son precisamente las propias de una zona desarrollada. La N-211 es una carretera convencional de doble sentido con algunos tramos peligrosos y una gran densidad de tráfico, sobre todo en tiempos vacacionales por aquellos que la eligen como alternativa a la A-3 para viajar al levante español; las carreteras que unen a Molina con el resto de los pueblos de la zona, salvo honrosas excepciones, son estrechas y están mal asfaltadas; el ferrocarril nunca llegó ni parece que llegará; el hospital más cercano se encuentra en Teruel, a más de 100 km., aunque le corresponda por ubicación el de Guadalajara, a 140 km. (cosa de las trasferencias sanitarias a las Autonomías), y el nuevo ambulatorio de Molina lleva años en construcción, teniéndose que pasar consulta en barracones prefabricados; etcétera, etcétera, etcétera.
Poco a poco van poniéndose parchecitos para paliar la desastrosa situación del Señorío de Molina: el transporte "a la carta" desde Molina al resto de pueblos de la comarca, la mencionada futura autovía (o vía rápida, ya veremos), el futuro parador de turismo con el que se prevé una importante dinamización turística de la zona... ¡Ay, el parador de turismo! Que haya tenido que llegar a causa de 11 muertos y 125.000 hectáreas de bosque calcinadas en un terrible incendio que dio la vuelta al Mundo tiene delito. Aunque algo es algo, y, en este caso, no ha habido bien que por mal no haya venido. Parece que si no ocurre nada desastroso nadie se acuerda de esta zona.
La Otra Guadalajara tiene mucho que decir y mucho por hacer, pero su sudor seguro que tiene recompensa. Y la actividad que están llevando a cabo desde no hace muchos años está dando que hablar y que pensar, y está haciendo que por fin recordemos que existe una Guadalajara que no se parece en nada a la Guadalajara que conocemos, de continuos crecimiento, industrialización, desarrollo y progreso.
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