lunes, 24 de marzo de 2008

Carril deprimido, o deprimente. Noticias que hablan solas y no dicen nada


Uno se levanta por la mañana, lee las noticias y piensa que algunos políticos e informadores le toman por tonto. Leo en La Tribuna de Guadalajara de hoy una noticia que titula "Los atascos de entrada a Guadalajara por la N-320 están lejos de solucionarse". La noticia, de primeras, se prevé interesante. El susto llega con la entradilla: "Fomento ha adjudicado la construcción de un carril deprimido a la altura del Hospital, lo que sólo aliviaría el problema hasta la altura de la glorieta de Cuatro Caminos". Bien, vale. Y ahora uno piensa ¿qué es un carril deprimido? Uno continúa leyendo la noticia y vuelve a encontrar dos referencias al susodicho "triste" carril: en una el propio periodista comenta reproduciendo las palabras de Juan Pablo Herranz, subdelegado de Gobierno en Guadalajara, y otra, las palabras del propio Herranz a continuación: "El subdelegado de Gobierno en Guadalajara, Juan Pablo Herranz, explicó a La tribuna de Guadalajara, que el problema de los vecinos de estos municipios para llegar al Hospital se va a solucionar en unos meses con la construcción de un paso deprimido a la altura del Hospital. «Los vehículos que vengan de Sacedón pasarán por un carril deprimido y la entrada del Hospital se conserva, de esta manera no habrá problemas a la entrada del centro hospitalario», indicó Herranz". ¿Paso deprimido? ¿Carril deprimido? ¿Qué es eso? En la noticia ninguna explicación. Lo dan por sabido. Ninguna noticia más al respecto en ningún otro periódico de la provincia (al menos en su versión digital). Ya veo las tertulias de esta semana en un bar cualquiera de Sacedón: "Manolo, ¿has visto lo del carril deprimido ese?". " Algo he oído, si". "¿Y qué te parece? ¿Qué es eso, tu que entiendes de coches?" Y tratará de explicar lo que ha entendido de leer esas dos palabras juntas. El resultado, un diálogo de besugos para matar el tiempo.

Busco en el famoso buscador Google y sólo aparecen tres referencias sobre el carril deprimido, que encima se encuentran en la misma situación que esta noticia, no dan ninguna explicación sobre su significado. Busco paso deprimido y ¡por fin! Un montón de noticias de periódicos digitales latinoamericanos que dan cuenta sobre la construcción de un famoso paso deprimido en sus respectivas ciudades. En ninguna explica exactamente lo que es, pero al menos se puede deducir que se trata de una especie de carril especial de incorporación en desnivel, por lo poco que he entendido.

Lo que parece claro es que el político ha querido dárselas de sabio con el hecho de introducir una palabreja nueva en nuestras conversaciones y que el informador no ha puesto el más mínimo interés por preguntar o informarse sobre a qué se refería el señor Herranz con eso del carril deprimido. En fin, que uno se deprime ante estas cosas.

viernes, 21 de marzo de 2008

Destrucción del patrimonio, olvido del ser


Nicolás Maquiavelo escribió que "el príncipe debe leer las obras de los historiadores, y en ellas examinar las acciones de los hombres eminentes, viendo cómo se han conducido en la guerra, estudiando las razones de sus victorias y de sus derrotas a fin de que esté en condiciones de evitar las últimas e imitar las primeras" (El Príncipe. Capítulo XIV. Ed. Taschen. Colonia, Alemania, 2007). Adaptemos ahora estas palabras a la sociedad actual en referencia a la importancia de conocer la Historia. Y es que su conocimiento es fundamental, siguiendo la línea de argumentación del pensador florentino, para no repetir los errores del pasado y para imitar los hechos positivos. En definitiva, para aprender de la experiencia, además de definir quiénes somos, el por qué de nuestro pensamiento, por qué el mundo que vivimos es como es, cuál es la explicación a los problemas que percibimos actualmente, etcétera.


Pero la Historia no sólo está escrita en los libros. Más bien estos se han tenido que nutrir del legado patrimonial que nos han ido dejando nuestros antepasados. Los edificios y las esculturas con valor histórico-artísitco son la redacción misma de la Historia; en ellos se contempla el devenir general de los pueblos y los territorios y son la señal inequívoca y universal de los siglos. Por ello es necesaria su conservación, aunque, de ello tenemos una consciencia general desde hace poco más de un siglo, y de eso sabemos mucho en Guadalajara. ¿O no? Uno contempla la magnífica imagen general de la Guadalajara del siglo XVII o XVIII (si no recuerdo mal) que se encuentra en uno de los pasillos del ayuntamiento y se imagina una ciudad amurallada rica en patrimonio donde la Historia rezuma por los cuatro puntos cardinales, una ciudad que poco tenía que envidiar a otras como Toledo, Alcalá de Henares o Salamanca. En cambio, de aquella imagen a la estampa actual se ha producido un cambio radical, y para peor si nos referimos a este asunto del patrimonio histórico. La desaparición de las murallas, de las que quedan alguna mínima piedra y un par de torreones; la destrucción, abandono y reconstrucción y nueva destrucción y nuevo abandono del alcázar; la destrucción de innumerables iglesias tales como las de San Miguel y de San Gil; el bombardeo del palacio del Infantado por parte de las tropas rebeldes durante la última Guerra Civil y su chapucera reconstrucción; decenas de palacios reducidos a escombros; etcétera, etcétera, etcétera. Y, lo peor, que seguimos sin aprender viendo el currículum llevado en los últimos lustros: se tiró el palacio de los Guzmán para construir un feo edificio con fin a albergar una residencia universitaria, quedando nada más que la portada y una forja de un balcón en el parque del Balconcillo; la agresión cometida al palacio de Dávalos con el nuevo edificio para la biblioteca (porque del palacio original sólo queda la portada y cuatro columnillas, así que de rehabilitación nada); muchas casonas del centro cayeron en escombros... ¿Y a cambio qué obtenemos? Monstruos arquitectónicos tales como el centro cívico, la sede de Ibercaja, la de Caja de Guadalajara, la de Rayet y la de Hercesa en la plaza de Santo Domingo (grandes potencias económicas dentro de la provincia, por cierto), el edificio de viviendas cabe el santuario de la Antigua o la "casa rosa" de la plaza Mayor, por poner algunos ejemplos.

Y parece que no aprendemos. Lo poco que queda sigue cayendo sin pensar planes de rehabilitación en lugar de la política de tirar patrimonio y levantar edificios modernos (que parece ser más barata, por lo que se ve). Lo último lo estamos viendo en la plaza Mayor. Se han derruido varios edificios que la adornaban, dentro de un tiempo veremos el resultado que obtenemos, si se decide por respetar la arquitectura del entorno o se opta por "imitar" a su vecina "casa rosa". Esperemos que sea por la primera opción. Sino, luego no nos extrañemos de que se diga que Guadalajara es una ciudad fea, expresión, pese a todo, con la que no estoy nada de acuerdo, de momento.

jueves, 20 de marzo de 2008

Radio Arrebato. Veinte años no son nada


Allá por 1987, la imaginación y el empeño del poeta y profesor literato Fernando Borlán dio como resultado la creación de una radio cultural que en un principio fue destinada a la retrasmisión de los fastos del 150 aniversario del instituto Brianda de Mendoza, el más antiguo de Guadalajara. Quizá la inquietud de los alumnos de entonces hizo que ese proyecto temporal se convirtiese en permanente y que se habilitase un pequeño cuarto donde, hasta hoy, se encuentra el estudio de Radio Arrebato, que desde el pasado 29 de febrero toma el nombre de su ideólogo.

Tras unos años difíciles en los que la emisión no se realizaba en las mejores condiciones, en su veinte cumpleaños se alzó a los vientos el dicho aquél de "renovarse o morir", y decidieron renovarse. Y es que la entrada en emisión por la Internet propició un giro absoluto en Radio Arrebato. Tal hecho llamó a las puertas de viejos amigos de la radio y de nuevas hornadas de jóvenes locutores dispuestos a llevar adelante un ambicioso proyecto: volver a hacer de Radio Arrebato lo que fue durante los años siguientes a su creación, toda una institución en Guadalajara. Y hoy con más motivo, porque no sólo se la puede escuchar con calidad y claridad en Guadalajara y alrededores, sino que desde cualquier lugar del mundo se puede tener un rinconcito de Guadalajara en cualquier ordenador en forma de voz; de la voz de unos jóvenes con ilusión y ganas de mostrar el mundo de una manera diferente desde unos modestos, pero acogedores y entrañables, estudios radiofónicos.

Se cumplen 20 años de emisión de Radio Arrebato, y desde aquí se le desea que cumpla muchos más, pues pocas iniciativas como ésta se ven ya entre los jóvenes españoles. Y es que Radio Arrebato ocupa un lugar importante en la vida cultural de Guadalajara, y eso es digno de reconocer. Felicidades, Arrebato.

Radio Arrebato

miércoles, 19 de marzo de 2008

La otra Guadalajara



Escribió el maestro Pinilla que "Guadalajara, en un rincón de Castilla [...] le da un beso a Aragón". Y los labios de Guadalajara se encuentran en el Señorío de Molina, unos labios que desde hace mucho tiempo se encuentran profundamente agrietados y faltos de vaselina. El desarrollo que experimenta la parte occidental de la provincia, desde Uceda a Mondéjar, y que engrosa las estadísticas sociales y económicas, no se ve reflejado en la parte oriental. Y es que las crecientes estadísticas provinciales son muy engañosas, pues mientras en los alrededores de la capital el crecimiento es espectacular, en el Señorío de Molina, así como en la Sierra Norte, el decrecimiento es paulatino. No hace falta ir muy lejos para contemplar diferencias de desarrollo: el norte y el sur se han convertido en esta provincia en oeste y este. Un claro ejemplo de esto es que el 80% de los más de 210.000 habitantes de la provincia se concentra en la franja limítrofe con Madrid y en las cercanías de Guadalajara capital, mientras que gran parte de la parte rural de la provincia mantiene una de las densidades de población más bajas de Europa.

Para denunciar de esta situación nació La Otra Guadalajara, una asociación molinesa con unos objetivos claros que se resumen en uno: acabar con esa endémica desigualdad convirtiendo el subdesarrollo socioeconómico en desarrollo. Y para ello han puesto el énfasis en la tan esperada autovía de Alcolea a Monreal, la cual, de construirse, podría producir un gran cambio en Molina de Aragón que se radiaría a toda la comarca. Las comunicaciones en la zona no son precisamente las propias de una zona desarrollada. La N-211 es una carretera convencional de doble sentido con algunos tramos peligrosos y una gran densidad de tráfico, sobre todo en tiempos vacacionales por aquellos que la eligen como alternativa a la A-3 para viajar al levante español; las carreteras que unen a Molina con el resto de los pueblos de la zona, salvo honrosas excepciones, son estrechas y están mal asfaltadas; el ferrocarril nunca llegó ni parece que llegará; el hospital más cercano se encuentra en Teruel, a más de 100 km., aunque le corresponda por ubicación el de Guadalajara, a 140 km. (cosa de las trasferencias sanitarias a las Autonomías), y el nuevo ambulatorio de Molina lleva años en construcción, teniéndose que pasar consulta en barracones prefabricados; etcétera, etcétera, etcétera.

Poco a poco van poniéndose parchecitos para paliar la desastrosa situación del Señorío de Molina: el transporte "a la carta" desde Molina al resto de pueblos de la comarca, la mencionada futura autovía (o vía rápida, ya veremos), el futuro parador de turismo con el que se prevé una importante dinamización turística de la zona... ¡Ay, el parador de turismo! Que haya tenido que llegar a causa de 11 muertos y 125.000 hectáreas de bosque calcinadas en un terrible incendio que dio la vuelta al Mundo tiene delito. Aunque algo es algo, y, en este caso, no ha habido bien que por mal no haya venido. Parece que si no ocurre nada desastroso nadie se acuerda de esta zona.

La Otra Guadalajara tiene mucho que decir y mucho por hacer, pero su sudor seguro que tiene recompensa. Y la actividad que están llevando a cabo desde no hace muchos años está dando que hablar y que pensar, y está haciendo que por fin recordemos que existe una Guadalajara que no se parece en nada a la Guadalajara que conocemos, de continuos crecimiento, industrialización, desarrollo y progreso.