martes, 28 de abril de 2009

Corriendo

Luego se fue corriendo. Pero corriendo, corriendo, corriendo. No había quien lo pillase.

Un pie delante. Luego el otro. Después el primero. Y otra vez el otro.

Voy a intentarlo yo. A ver, que voy. Un pie. Otro. Espera, que me agarro aquí. ¡Aaaaahora!

¡Uf, qué difícil!

¡Adelante, Manuelín, que tú puedes!. Un pie. El otro. Ahora el primero. De nuevo el otro.

Me cuesta, me cuesta...

Desde luego, para correr de esa manera, mi papá debe ser un gran atleta.