domingo, 19 de septiembre de 2010

De conciertos

Los Suaves en pleno concierto el miércoles 15 de septiembre.
(Foto con mi móvil, ninguna maravilla)

Un año más llegaron las fiestas de Guadalajara y un año más pasaron. Y como siempre, no se podía dejar escapar los conciertos, de miércoles a sábado, distintos estilos, grupos más o menos de moda, con más o menos tablas, con más o menos caché (a veces excesivamente exagerado). La mayoría fueron pagando, algunos gratuitos, pero se celebraron todos a pesar de las tormentas diurnas y las amenazas de lluvia de la noche.

El miércoles 15 abrió Paloma San Basilio en la plaza de Santo Domingo. Apenas estuve cinco minutos, pero me dio a entender el tirón que merecidamente todavía tiene a juzgar del llenazo en la plaza, pese a que la acústica no favoreció la potente voz de la cantante.
Mientras, en la Fuente de la Niña se preparaban dos grupos de Guadalajara, participantes del último DOG, que telonearon a los míticos Los Suaves. La última vez que les vi, Yosi, el vocalista y letrista del grupo, mostraba una patética imagen de alcohólico, con su botella de güisqui Passport a lingotazo limpio, olvido de letras y equilibrismo en las torres de sonido. Esta vez, parecía bastante recuperado, aunque no sereno, o al menos pudo unir letra tras palabra hasta completar todas las canciones de principio a fin. Eso sí, el espectáculo estaba asegurado, la fuerza de estos viejos roqueros se palpaba en todo el recinto y no defraudaron. Sí se notó que los últimos discos no han tenido el calado que los anteriores a Si yo fuera Dios y el público vibró mucho más con clásicos como Malas noticias, Maldita sea mi suerte, Si pudiera, Dame rock&roll o la incombustible Dolores se llamaba Lola, bastante más agradable en las cuerdas suaves que en las de las orquestas feriantes; aunque se echaron de menos algún tema como No me mires (petición personal). Aún sin ser el mejor concierto de Los Suaves, el espectáculo fue más que notable, mucho mejor de lo que me esperaba. "Dios es Suave".

El jueves casi se le agua la fiesta a Tamara (la de los boleros), pero después de una fuerte tormenta que remojó, y bien, a los atletas de la Milla Urbana y el canicross, la melódica desafió a las oscuras nubes y saltó al escenario de Santo Domingo, algo que se agradece. Otros asuntos me impidieron asistir al concierto, pero pude ver como la gente acudía en masa a agradecer a Tamara su profesionalidad y compromiso.
A las 11 de la noche aparecían en el cartel de la Fuente de la Niña unos tal Fondo Flamenco. Ni idea de quiénes son. Trato de informarme y lo primero que llega a mis oídos es que se trata de una especie de Andy y Lucas rejuvenecidos. Ante esta información dudo si buscar en la Internet algo de ellos, pero finalmente trago saliva, respiro hondo, le echo un par de huevos y me meto en el Youtube a ver algún videoclip suyo. Con algo más de 30 segundos me bastó, no estaba dispuesto llenar mi ordenador de más virus. Y mi sospechas se confirmaron, de repente, a eso de las 10 de la noche, cuando Guadalajara se emprezó a llenar de chonis, yenis, poqueros y toda esa clase de calaña socialmente prescindible. Evidentemente, y como usted, lector, puede comprender, no estoy dispuesto a arriesgar mi vida (y diez euros de mi bolsillo) por infiltrarme a ver de qué iba aquello.

El viernes llegó el plato fuerte. Desde días antes las entradas anticipadas (unas 7500) estaban agotadas para ver el concierto doble de Despistaos y La Fuga. Y es que el concierto tenía miga: Despistaos volvían a tocar en su tierra después de varios años y La Fuga se presentaba sin Rulo al micro y con un desconocido Pedro como su sustituto.
Despistaos trató de ganarse al público desde el principio con el himno del CD Guadalajara para empezar y vestidos con camisetas de algunas peñas de Guadalajara. Y lo hubiesen conseguido por completo de no ser por lo flojo de casi todas sus canciones (sobre todo de 2006 para acá). Pero son de la tierra, ¡qué más da! El cachondeo y la diversión estaba asegurada, y las sorpresas. La primera, con los primeros bises. Los Despistaos se marchan y tras un minuto aparecen unos tipos vestidos con mono naranja. Son LosDelGás, que nos brindan su Feisbuk con todo el buen humor del mundo y con los Despistaos. Todo tenía explicación, LosDelGás tocaron más tarde en el escenario que tiene la peña Caracol en el parque de la Concordia (¡cómo manejan estos caracoles!). Pero no fueron los únicos invitados; también Pedro, el nuevo cantante de La Fuga, les acompañó en un tema, una chiquilla joven que no sé quién es en otro y en Mi nevera, tema de su primer y mejor disco, salieron representantes de algunas peñas a hacer un poco el cabra en uno de los mejores momentos del concierto. El tema les quedó niquelado. El concierto finalmente fue largo y divertido, incluso permitieron que el público cantase Cada dos minutos; lástima que unas canciones tan "poperas" no tengan fuerza, por mucho que lo intenten disfrutando sobre el escenario.
A continuación, La Fuga. Y saltaba primero Pedro, que trató con el público como si llevase toda la vida dando voz al grupo. Y desde luego sorprendió; el concierto que ofrecieron fue sobresaliente y el nuevo vocalista mostró una soltura y una voz que dejó unas sensaciones magníficas. Se metieron al público desde el primer momento y el mismo comentario se reproducía entre los asistentes: "Pues el cantante nuevo me gusta". Otro concierto de más de dos horas, con mucho espectáculo, un público entregado y unos músicos dándolo todo sobre el escenario. Sin duda, el mejor concierto de las fiestas de Guadalajara. Lo peor, la falta de previsión de la organización, que no contaron con las cinco horas entre retrasos, cambios de escenario y conciertos que finalmente provocó que algunos se marchasen y otros se quedasen sin disfrutar de otro de los actos más seguidos de esta semana festiva, los toros de fuego.

El sábado, el chico ese de rizos que da saltos, que algunos han querido meter entre los cincuenta españoles más influyentes de la historia (¡manda huevos!). Pero David Bisbal se vio con dos fuertes oponentes: uno Pereza, que tocó el mismo día, a la misma hora y por cinco euros menos a 15 kilómetros, en Azuqueca, y otro él mismo, que ya empieza a cansar de tanto actuar aquí. Convencido estoy de que dentro de dos años vuelven a contratarle, todo por contentar a las quinceañeras del momento, futuras votantes potenciales, hasta que las arrugas terminen de minar los gallos de su garganta. Evidentemente, con su bochornosa actuación durante la celebración del mundial, con la machacona repetición de sus cuatro canciones en bares y medios de comunicación y hasta las narices de que me intenten vender la chorrada de que es un ejemplo que ha sabido hacerse la carrera a sí mismo (¡ja!, me descojono), tengo mucho más que excesivamente suficiente y no quise ni acercarme por allí cerca no vaya un berrido suyo a destrozarme aún más los tímpanos. Al día siguiente los periódicos abrían, como no, peloteando el concierto del "triunfito" y apuntando después que tuvo menos público que La Fuga y Despistaos (y menos del esperado, ¿por qué no decirlo?).

Todo esto es lo que dieron, más o menos, los conciertos de las ferias y fiestas de Guadalajara de este año. Ahora nos queda esperar otro añito más para disfrutar (o no) de música (o algo parecido) en masa (y de cachondeo festivo).

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