lunes, 2 de agosto de 2010

Sociedad asfixiada

La inmensa mayoría de las familias necesitan dos sueldos para poder sobrevivir, y muchos no llegan a fin de mes, aun trabajando de 7 a 19 horas. Así, no es de extrañar familias desestructuradas, hijos que son educados exclusivamente por la televisión y la Play Station, que crecen con una ausencia de valores y se crían, no como ciudadanos, sino como salvajes.

Los datos de inflación esconden aumentos altísimos de productos básicos (fundamentalmente alimentos) que finalmente repercute sobre el asalariado medio y bajo. Aparece una crisis que se trata de solucionar tratando de mantener el nivel de vida de aquellos que se enriquecieron con el sobreexceso económico y mediante reformas laborales que constiñen más el bienestar de la mayor parte de la población.

Los ricos siguen acumulando cada vez más capital, y la clase media vuelve a usos y costumbres que parecían casi erradicadas o postergadas a excluidos sociales. Crece el índice de Gini en todo Occidente a la par que las clases medias y bajas observan impasibles como todo el bienestar logrado a base de mucho sudor, y también sangre, se les escapa de las manos como un hielo en proceso de licuación.

La elite económica tiene echado un lazo al cuello de la sociedad para dirigirla a su merced, pero están apretando tanto el nudo que van a acabar por ahogarla.

Imagen: Sakkarah

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